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El tranvía (Línea 4)

Cristina Crippa y Beatriz Barbotti

Lo rescatamos de nuestra memoria, cuando se dirigía a la altura de la rotonda dejando a los que, en su mayoría, se dirigían al balneario. Luego pasaba nuevamente frente a la Iglesia de Guadalupe (que en su momento tenía al frente tapial y rejas). A su costado estaba El Rosedal (hoy Plaza del Folklore, antes era un cementerio). Frente a la Iglesia aún está la plaza José Luque. Una cuadra al oeste funcionó un cine, donde actualmente está el Banco Provincial.

De allí seguía hasta Avda Galicia, donde volvía a girar y circulaba por el terraplén en cuyo costado estaba el bañado. 

Al tranvía lo conducía un motorman y lo acompañaba un guarda quien expendía los boletos sacándolos de un cilindro de bronce que llevaba en el brazo. 

Se ascendía por la parte delantera y se descendía por detrás.

Para avisar que parara, había que tirar de un cordón que hacía sonar una campanilla. 

Todavía hoy se pueden ver, incrustados en el asfalto, resto de los rieles como diciendo “aún estamos”. 

Agradecemos los recuerdos traídos a la memoria y gracias a los oídos dispuestos a escuchar nuestras historias.

 

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