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El tren de la vida no se olvida

Silvia Abdolatiff

Es en nuestra memoria donde fijamos, conservamos vivencias pasadas que nos han impresionado; las retenemos y en algún momento las evocamos y así forman parte de nuestros pensamientos.

Asi de sencilla y genial parece ser nuestra actividad psíquica, por eso podemos evocar y contar en presente y revivir también.

Mi infancia junto a mis padres, junto a mis nonos fue brillante, simple y muy tierna.

Mi nono era ferroviario, trabajaba desde muy joven en los Talleres del Ferrocaril y creo que por eso nosotros como familiares teníamos descuento en los pasajes, viajábamos a lugares que hoy son cercanos pero en aquel tiempo no lo eran. Viajábamos a Paiva, a Resistencia a visitar a mi bisabuela y lo mejor... a Buenos Aires!!!

En Coche motor salíamos de la Estación Belgrano, me parecía inmensa de techos muy altos y esas vías que se entrecruzaban y esos trenes que salían y llegaban.

Mi mamá preparaba hasta gallina hervida; para que coman las chinitas. Éramos muy chicas, pero recuerdo esa felicidad de preparar el viaje largo...y partir! Y el susto que me daba escuchar "el pito del tren”.

Vivíamos en calle La Paz (barrio Barranquitas ) a una cuadra y media pasaba una vía y en López y Planes y Córdoba estaba la barrera, por esos lugares andábamos cuando el Nono Vitorio pasaba arriba de "La Zorra". Seguramente no comprendíamos para qué servía ese “carrito” tan particular pero el momento era de alegría, corridas y saludos por un trecho al costado de la vía.

Y recuerdo después a lo largo del tiempo esa añoranza de mi mami….qué lindo era viajar en tren.

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