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Mi vida en la villa

Margot Cusinato

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Nunca imaginé vivir en Guadalupe, de chica venía con mis padres a esta zona, era toda una excursión. Había calles de tierra para ir al Circulo Italiano, con su playa propia.

Me casé y compramos un terreno, que pertenecía al Prado Español, era el año 68.

En el 69 comencé a ser parte del barrio, no había agua corriente, cloacas, gas natural ni teléfono, parecíamos alejados de la civilización y estábamos tan cerca… En ese año vino el agua corriente ¡que bendición!

Las calles eran de tierra y arena, delante de mi casa pasaba la línea Nº 6 de colectivos, cada vez que frenaba nos llevaba de polvo, (había que regar la calle para amortiguar un poco). Los niños eran felices, se lo pasaban en los baldíos haciendo casitas.

Mi casa está a dos cuadras de la costanera, cuando recién vinimos aquí, se veía hasta la laguna. Eso cambió, se fue se fue construyendo y creciendo, la ciudad tenía que extenderse hacia el norte y así fue.

 

 

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